La melodía que compuso Ronald Koeman en La Cartuja tuvo todo tipo de complementos. Instrumentos y piezas que encajaron de forma precisa y armónica y que consiguieron ahogar a un Athletic que en ningún momento supo contrarrestarlo. No encontró Marcelino el acorde o la forma de entorpecer el ritmo de un Barça que arrolló.
Messi fue Messi, los carrileros demostraron de nuevo que el 3-4-2-1 tiene muchas cosas buenas. Y De Jong. Frenkie fue una maravillosa sonata que no desafinó ni un solo momento en los 92 minutos de concierto en La Cartuja. El estadio sevillano debía acoger varios conciertos a lo largo de 2020. Tuvo que esperar hasta el 17 de abril para ofrecer (a puerta cerrada, eso sí) por fin un 'show' de verdad.
Después de una primera temporada descafeinada (como la del resto del equipo, eso sí) en la que el neerlandés no terminó de liberarse ni de ofrecer la versión del Ajax que maravilló al planeta fútbol, el aterrizaje de Koeman significó para De Jong el comienzo de algo. Un entrenador que le conocía, que sabía dónde rendía mejor. Si bien alternó actuaciones esperanzadores con algunos sinsabores, el centrocampista arrancó 2021 como un tiro. Desplegó su versión más llegadora, se sacó de encima cualquier cadena que aún le quedaba.
UNA EXPLOSIÓN EN 2021
No es ningún secreto que es uno de los favoritos de la parroquia azulgrana. Técnicamente exquisito, inteligente en todo lo que hace sobre el terreno de juego. Ayer en La Cartuja protagonizó probablemente la mejor actuación desde que el pasado 16 de agosto de 2019 se estrenara con la casaca azulgrana. Flotó por el terreno de juego con una confianza y dando un sentido a cada una de sus acciones espectacular. Ayudó en el trabajo defensivo, se descolgó en los carriles (él dio la asistencia a Griezmann en el primer tanto con un centro raso perfecto) y se alió con Messi para lograr una obra de arte.
De Jong retrocedió 60 años en el tiempo para emular a Evaristo
| Valentí EnrichPorque cada vez que reproducimos la jugada del 3-0 desde todos los ángulos admiramos más la belleza y la precisión. Directa a los 'highlights' del de Rosario, por supuesto. Desde la primera pared con Dest hasta esa asociación en la que De Jong hace una maniobra de dos toques deliciosa hasta una definición de las que nunca nos cansaremos de Leo.
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Si a eso le añadimos el gol de cabezazo en plancha que nos teletransportó 60 años atrás en el tiempo, ya nos derretimos. El centro de Jordi Alba iba para Messi, pero quien apareció por detrás, sigiloso y certero, fue el holandés, que emuló el mítico gol de Evaristo al Madrid del 23 de noviembre de 1960 en la Copa de Europa. Un gol, dos asistencias, un 97% de acierto en los pases, 4/4 en dribblings completados, 8/11 duelos ganados. El jugador total.