Las próximas semanas serán muy importantes para el FC Barcelona. El club azulgrana está trabajando con tenacidad en la confección de una plantilla que tiene que ser más competitiva y económica que la temporada pasada. El reto es de una dificultad mayúscula. La dirección deportiva culé está obligada a rebajar la masa salarial y, como ha hecho hasta ahora, reforzar el equipo con llegadas a coste cero mediante incorporaciones de agentes libres o trueques con otros clubes de la élite europea. El verano será largo en el Camp Nou.
En estos momentos hay incógnitas en todas las posiciones, pero sobre todo en la línea ofensiva. Leo Messi debería ser el encargado de liderarla, y él tiene claro que quiere renovar con el Barça y hacerlo, pero los problemas con la masa salarial y varias cuestiones fiscales están atrasando mucho más de lo esperado (y deseado) el anuncio de su continuidad. A día de hoy, 19 de julio, el argentino no es jugador azulgrana a nivel formal. En los despachos de la entidad culé se respira una calma tensa. Joan Laporta y su gente de confianza están tranquilos porque tienen el ‘sí’ del capitán, pero no niegan inquietud por el hecho de que es una cuestión que depende de otros movimientos.
En los últimos días, de hecho, se han puesto nombres y apellidos a las operaciones necesarias para poder inscribir al ‘10’. Antoine Griezmann y Phillippe Coutinho son dos jugadores que el Barça intentará traspasar o ceder antes de que finalice el mercado de fichajes. Especialmente el primero. La situación es tan crítica que no le queda otra al club blaugrana. Koeman, justo antes de iniciar la pretemporada, ya dejó claro que cuenta con el francés, pero que en el contexto actual se van a tener que tomar decisiones difíciles, pues “lo más importante es que Leo continúe”. Un posible trueque por Saúl con el Atlético de Madrid, de difícil pero no imposible ejecución, ha abierto las negociaciones por el ‘principito’, que desde que llegó al Camp Nou no ha estado a la altura de las expectativas.
El caso de Coutinho es ligeramente diferente. Lesionado desde finales de 2020, el brasileño ha visto reducido drásticamente su valor de mercado. En otra ventana de fichajes veraniega marcada por los problemas económicos derivados del coronavirus, parece muy complicado que algún equipo esté dispuesto a asumir la elevada ficha del brasileño. Y menos a pagar un traspaso que permita al Barça evitar pérdidas contables con el fichaje más caro de su historia. Su caso parece condenado a alargarse hasta finales de agosto, mucho más que el de Martin Braithwaite, cuya venta se espera ‘cerrar’ en los próximos días. El danés, revalorizado en la Eurocopa, se añadirá a Francisco Trincao en la lista de bajas ofensivas barcelonistas. Por él sí que se pretende hacer caja.
Pendientes de Ansu Fati y Dembélé
Si consigue dejar atrás definitivamente la fatídica lesión en la rodilla y recuperar su mejor versión, la joya de la Masia será el ‘fichaje’ del verano. Sin lugar a dudas. El canterano rindió a un nivel espectacular en los primeros pasos del proyecto de Koeman y el técnico neerlandés anhela volver a poder contar con él. Mientras tanto, el entrenador del Barça tendrá a su disposición al ‘Kun’ Agüero y a Memphis Depay. Del primero confía en la experiencia, la eficacia y el buen entendimiento con Messi; su compatriota aportará desequilibrio, calidad, velocidad y visión de juego.
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Por último, la situación de Ousmane Dembélé también es muy incierta. El francés acaba contrato el 30 de junio de 2022 y el Barça quiere renovarle o traspasarle para evitar que se convierta en agente libre el próximo verano. Su lesión en la Eurocopa, sin embargo, lo ha cambiado todo. Será muy complicado encontrar a algún equipo interesado en pagar por un futbolista que no jugará hasta noviembre (si no sufre ningún contratiempo), solo dos meses antes de poder negociar con cualquier otro club.