Las lesiones musculares son muy frecuentes, sobre todo en el mundo del deporte y en actividades que exigen movimientos rápidos y desplazamientos de alta intensidad. Los deportistas que más sufren este tipo de lesiones son los atletas de velocidad y los futbolistas. Sin embargo, también las sufren los deportistas amateurs o los llamados “guerreros de fin de semana”.
Según el doctor Lluís Til, especialista de la Unidad Músculo-Tendón de iMove-Mi Tres Torres “habitualmente el tratamiento de las lesiones musculares incluye un tiempo de reposo, que en el caso de no gestionarse bien producirá un deterioro funcional de los tejidos y puede ser la causa de futuras lesiones".
"Para ello, durante este primer período de reposo es necesario planificar cuidadosamente la reintroducción progresiva del ejercicio, con el objetivo de no causar atrofia muscular y recuperar la fuerza, la coordinación, y el equilibrio necesario para afrontar la actividad de nuevo en las mejores condiciones”, señala.
Los deportistas de alto nivel tienen una serie de profesionales y servicios a su alrededor que les asesoran y planifican las mejores pautas de tratamiento. Con este entorno, y con los mejores medios tecnológicos a su alcance, cualquiera podría pensar que no debería haber recaídas.
“Sin embargo, entre un 8 y un 20 % de las lesiones musculares sufrirán una recaída”, afirma el Dr. Lluís Til. Para disminuir al máximo el riesgo de recaída, tal y como explica el Dr. Jordi Marcos, de iMove-Mi Tres Torres es fundamental establecer un correcto plan de acción, basado en los siguientes puntos:
1- Diagnosticar correctamente la lesión, para poder anticiparse a las posibles complicaciones.
2- Diseñar un plan de tratamiento donde se incluya terapias regenerativas cuando esté indicado, fisioterapia y readaptación deportiva. Este siempre deberá basarse en el ejercicio físico, con programas de reentrenamiento dirigido por profesionales especializados para que sea lo suficientemente progresivo e intenso y favorezca la curación funcional de los tejidos.
3- Identificar los factores de riesgo del deportista, para corregirlos y establecer medidas compensatorias sobre los que son inmutables.
4- Durante la lesión, los deportistas no suelen estar en la dinámica del equipo y deben priorizar su recuperación. Se trata del momento idóneo para mejorar e incorporar hábitos saludables que deben acompañar a todos los atletas. Una nutrición adecuada y unos buenos hábitos de sueño en el deporte son la base de mantenimiento y desarrollo para cualquier tipo de disciplina.
5- El deportista deberá ser acompañado en proximidad, por su núcleo de confianza y con la ayuda psicológica que sea necesaria. Especialmente en aquellos casos que se han producido recaídas los sentimientos negativos y de soledad pueden perjudicar el estado de ánimo con que se afronta la lesión.
6- Durante el proceso de readaptación deportiva y el conocido 'return-to-play'; los jugadores deben ser monitorizados de forma inmediata.
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Una de las pruebas diagnósticas que permite un seguimiento de la curación de la lesión de forma fiable es la ecografía. Hoy en día también se dispone de equipos tecnológicos para medir la fuerza, el desempeño en el terreno de juego, la velocidad y la potencia. Lograr acercarse o recuperar los parámetros previos a la lesión es una condición indispensable que permitirá la reintegración del deportista a la competición minimizando los riesgos.