Esa parte de la calle Deu i Mata, la que va de la calle Entença a Avingua Sarrià, es un reducto de paz en medio del bullicio de la Diagonal, la Travessera Les Corts y el centro comercial de la Illa. Pocos coches, escasos tiendas comerciales, un bar-Terraza cerrado y un restarante. Poco más. En medio, la casa de Sandro Rosell.
A las ocho de la mañana fueron cuando los policías acudieron a su casa y llamaron a su puerta para proceder a su detención. Los propios policías quedaron estupefactos al escuchar las primeras palabras de Sandro Rosell: “Sed bienvenidos”, les dijo.
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Y les abrió el paso. Sandro Rosell iba vestido en bermudas, una camiseta y unas crocs. Y así fue como el ex presidente del Barcelona abrió las puertas de su casa-oficina a las policías para proceder a la investigación policial y posterior detención.