La presión del Madrid a los árbitros ya da sus frutos
El VAR intervino para una jugada dudosa y anuló un penalti sobre Lamine sin dejar que mandara la interpretación en el campo
El propio Javier Aguirre admitió que su jugador le confesó que le "toca" y que "se podía pitar, hubiera sido un penaltito"
El Real Madrid sacó su artillería mediática después del derbi ante el Atlético de Madrid. Pese a a que todos los analistas arbitrales consideraron que Alberola Rojas acertó plenamente ante el Atlético de Madrid, el club blanco montó un show a través de su canal de televisión para presionar a los colegiados y, a la primera, obtuvo resultados.
El VAR intervino para llamar a Muñiz Ruiz cuando había señalado un penalti de Copete sobre Lamine Yamal con 2-1 en el marcador. La acción era dudosa y, en este tipo de acciones, la consigna es que impere la decisión en el campo. Sin embargo, en esta ocasión se rompió esta norma y el colegiado gallego, asustado, invalidó la pena máxima.
La mejor prueba de que la acción, como mínimo, no era clara para ser invalidada llegó con las declaraciones de Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, en DAZN. El mexicano admitió que su futbolista le confesó que "toca" a Lamine y que "se podía pitar, como diría Medina Cantalejo, era un penaltito". El técnico concluyó que el contacto "para mí no fue suficiente". Una interpretación que para el árbitro fue diferente en vivo y que no se respetó.
Con la fe no alcanzó
Más alllá de esta acción, el FC Barcelona había aprendido a sobrevivir al límite en este inicio de temporada. Tumbó al Cádiz en los últimos diez minutos, remontó en Villarreal, ganó in extremis en Pamplona y el milagro todavía fue mayor frente al Celta. Unos partidos en los que el equipo demostró una gran virtud, como es creer hasta el final. El defecto, sin embargo, es no solventar los partidos antes. Apurar tanto te puede llevar a una situación como la de Son Moix, donde la fe y el empujó no alcanzó para sumar los tres puntos. Un punto y gracias ya que Larin tuvo una ocasión muy clara en el tiempo de descuento.
Fermín celebra el gol del empate en Mallorca / Javi Ferrándiz
En esta ocasión, los jugadores que más empujaron para evitar la derrota fueron los jóvenes que salieron desde el banquillo: Lamine Yamal y Fermín López. Sus ganas son un tesoro y su calidad es un lujo.
Errores groseros
Antes, el Barça había pagado errores groseros de una nueva pareja de centrales que jugó saliendo de periodos de inactividad. Araujo e Iñigo acusaron la falta de ritmo y tampoco contaron con un Ter Stegen acertado. El alemán regaló el primer gol en un pase relajado con los pies y salió mal en la pugna entre Araujo y Abdón. Raphinha, con un latigazo, había igualado el gol inicial de Muriqi, pero se fue al descanso perdiendo.
El Barça apretó en el segundo tiempo esperando que llegara otro milagro. Por suerte, aún quedaba Fermín López para exhibir su poderosa llegada. Este miércoles tocará esperar a que el Girona, primero, no gane en Villarreal y Madrid, un poco más tarde, tampoco derrote a la UD Las Palamas para seguir en cabeza de LaLiga.
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