Ernesto Valverde dirigió el último entrenamiento previo al encuentro de esta noche entre Chelsea y Barça. Lo hizo sobre el césped de Stamford Bridge y la sorpresa, desagradable, llegó cuando la plantilla pisó el césped del estadio londinense.
El mal estado del terreno de juego cogió de imprevisto a los jugadores blaugrana, que se encontraron una superficie impropia de un partido de octavos de final de la Champions entre dos equipazos como Chelsea y Barça. Durante la sesión, varios operarios del club inglés se pasearon por el terreno de juego, en principio, para arreglar las zonas más perjudicadas.
Pareció más una medida de cara a la galería que una solución meditada por la actitud pasiva de los trabajadores. Además del ambiente y del potencial del equipo de Conte, los de Valverde también deberán lidiar con un césped que perjudica claramente el fútbol desplegado por los blaugrana.
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Pese a ello, el equipo tendrá el apoyo desde la grada de un numeroso grupo de aficionados desplazados a Londres. Se situarán tras la portería del "Iniestazo", en cuyas gradas ya lucían ayer banderas del Barça.