El pasado 2 de noviembre, en el intrascendente partido frente al Viktoria Plzen, Kessie notó un pinchazo en una arrancada. Rápidamente se echó la mano a la parte posterior del muslo de la pierna izquierda. Sabía que era algo grave. Los peores presagios se cumplieron: rotura del bíceps femoral y medio y medio de baja. En resumen, que hasta 2023 se había terminado la temporada para él con el parón del Mundial de Qatar por medio.
Lejos de venirse abajo, el marfileño se puso manos a la obra de inmediato. Ajeno a los múltiples rumores que han aparecido las últimas semanas acerca de un posible cambio de aires el próximo mercado invernal, Franck tan solo piensa en ponerse cuanto antes de nuevo a las órdenes de Xavi y regresar más fuerte. Sus primeros meses en el club azulgrana no han sido nada fáciles. La adaptación a un sistema de juego totalmente nuevo y la enorme competencia han hecho que no haya dispuesto de muchos minutos.
EN SU PAÍS CON SU PREPARADOR FÍSICO DE CONFIANZA
En SPORT, hemos sabido que el africano ha puesto rumbo a su país, a Costa de Marfil, para seguir su recuperación. Kessie ha viajado acompañado de su preparador físico personal (español) y se ha habilitado una amplia sala con todo lo indispensable en casa de una persona de su confianza. Cada día dedica al menos tres/cuatro horas para continuar con la puesta a punto y acortar plazos con el objetivo de estar al 100% para ese último partido del año ante el Espanyol (30-31 de diciembre).
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La plantilla tiene permiso por parte del club para 'descansar' y desconectar hasta el próximo 5 de diciembre. Franck lo ha hecho (como siempre que tiene un hueco en su apretada agenda) viajando a Abidjan. Allí participará el próximo fin de semana en un evento muy importante de su fundación. Lanzará el nuevo programa de actividades orientado hacia la educación, la salud, la asistencia a las personas vulnerables y a las madres que deben cuidar solas a sus hijos.