Como fieras protestaron los jugadores y todo el cuerpo técnico del Sevilla unas manos de Lenglet en el área. Un centro desde el costado izquierdo que no pudo controlar Ocampos acabó en la mano de Lenglet, que poco pudo hacer para apartarse.
Para más inri, el balón antes de tocar en la mano del central francés, había impactado en su pecho. Por lo tanto, la acción no pudo haber sido nunca penalti. Lo revisó el VAR durante un par de minutos, pero ni el colegiado de campo ni el de sala decretaron que era una acción como para pitar pena máxima.
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El Sevilla protestó y de qué manera la acción. Jugadores como Koundé se llevaron la cartulina amarilla por las protestas, De Jong, ya en el banquillo, acabó expulsado y un miembro del cuerpo técnico hispalense también se tuvo que ir al túnel de vestuarios.