ÚLTIMA HORA

Barça

Real Madrid

Fútbol

Motor

+Deportes

Sport TV

Actualidad

FDJ

Olivella: adiós a un gran capitán

La familia y el barcelonismo despiden hoy en Castelldefels al que fuera referente del Barça. Con el del Poble Sec se va un hombre club, humilde, profesional y comprometido

Responsable y esforzado, hizo realidad su sueño de jugar en el Barça entre 1956 y 1969

Una imagen de Ferran Olivella en el Camp Nou. Con la camiseta del Barça jugó 320 partidos y anotó un gol, además de ganar nueve títulos             / | A. Campañá

El fallecimiento de Ferran Olivella el pasado sábado a los 86 años en una residencia de Castelldefels deja un profundo vacío en el barcelonismo. De carácter sencillo y afable, Olivella fue jugador del primer equipo entre 1956 y 1969. Humilde, responsable, entregado y comprometido dentro y fuera del terreno de juego, dejó siempre en lo más alto el pabellón del FC Barcelona. Fue el capitán de todos.

Ferran Olivella Pons nació el 22 de junio de 1936 en el barrio barcelonés del Poble Sec. Hijo de Joan Olivella y Amparo Pons, fue el segundo hijo del matrimonio después de Montserrat, su hermana, siete años mayor que él.

 

Inicios

Inicios Se incorporó al Poble Sec con 14 años después de jugar en las calles y equipos de peñas de su barriada. Siempre actuó en la retaguardia, incluso en sus primeros tiempos de juvenil, alineándose entonces en la portería (era un gran admirador de Velasco, guardameta barcelonista entre 1944 y 1954). En una ocasión faltó un defensa y fue entonces cuando el entrenador adelantó una línea su posición para no volver a retroceder.

Olivella siempre soñó con llegar al Barça y se esforzó para ello. En junio de 2019, en las páginas de SPORT, recordaba, de joven, su rutina de entrenamiento en casa: “El patio tenía forma de ‘ele’ y hacía rebotar la pelota de una pared a otra. La paraba, la controlaba, la orientaba… Sin exagerar, podía jugar dormido”.

Dejó el aprendizaje y el trabajo de electricista al pasar del Poble Sec al Juvenil del FC Barcelona, desde donde recaló en la España Industrial reclamado por Miquel Gual. Debutó en Les Corts contra el líder, el Jaén, y desde ese día fue insustituible. El filial azulgrana, esa temporada, 1955-56, ascendió a Primera División.

Su caso llamó la atención porque, con solo 20 años, había sido ocho veces internacional juvenil; tres amateur y otras tres con la selección absoluta de España. La carrera de Olivella, como se intuía, estaba destinada a marcar una época. De hecho, fue el primer capitán de la Roja que levantó la Eurocopa, conquistada en 1964 en Madrid contra la Unión Soviética.

Debutó con el primer equipo azulgrana en varios amistosos celebrados en 1955 y 1956 para hacerlo, oficialmente, el 9 de septiembre de 1956 en Les Corts contra Osasuna (2-0). A partir de ahí encadenó cuatro temporadas siendo titular indiscutible. En su palmarés figuran dos Ligas (1958-59 y 1959-60, con Helenio Herrera y formando la recordada línea Ramallets, Olivella, Rodri, Gràcia), cuatro Copas y tres Copas de Ferias.

Tras su exitosa etapa con el ‘Mago’, perdió protagonismo con Lluís Miró, Ladislao Kubala y Josep Gonzalvo, para recuperar galones con César Rodríguez, Vicenç Sasot y Roque Olsen. La llegada de Salvador Artigas (1967-68) fue el inicio de su declive. Olivella se alineó en 320 partidos oficiales y anotó un gol (a la UD Las Palmas, 8-0. “Si ese día metimos ocho es que me olvidé un poco de la defensa y subí, pero seguro que también hubiera podido marcar mi abuela”, confesó años después). Colgó las botas con 33 años “porque ya no tengo sitio en el Barcelona. Me quedo en casa y aquí no ha pasado nada”, dijo. No pudo luchar contra el poder de la juventud de Gallego. Ley de vida.

No quiso alargar su carrera en otro equipo porque “si no puedo jugar en el Barcelona prefiero retirarme. He tenido varias proposiciones y ni les he dejado hablar. Para mí, el fútbol y el Barcelona son dos palabras que van juntas. Me retiro porque ya no le puedo ser útil a mi club”.

 

Adiós

El Barça homenajeó a Olivella el 6 de septiembre de 1969 en un partido contra el Palmeiras. Al día siguiente, para ‘regatear’ a la depresión, se subió al coche junto a su esposa Carmen y empezó a acumular kilómetros sin rumbo fijo.

Tras dejar el fútbol, ejerció de profesor de educación física en un colegio de Sant Cugat durante 34 años. Jubilado, disfrutó de la vida en su residencia de Castelldefels. También fue directivo de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona y directivo con el presidente Josep Lluís Núñez entre 1989 y 1993.

Olivella siempre defendió que, además de las cualidades técnicas, el jugador ideal tenía que tener “una fuerza de voluntad enorme, espíritu de sacrificio e integridad moral”. Nunca lo expulsaron pese a ser un defensa, central o lateral, que imponía por su colocación, velocidad y anticipación. “Mi secreto fue recordar, aprender los movimientos más habituales de los rivales”, mantenía.

NOTICIAS RELACIONADAS

 

De todas las vivencias acumuladas en el mundo del fútbol a lo largo de los años, Olivella tenía muy claro que lo más valioso fueron “los aplausos de la afición. ¡Ah, amigo! Eso no tiene precio. No se regalan ni se pueden comprar. Te los mereces o no. Los recordaré siempre”.