Que Messi no tiene límites es algo que el mundo del fútbol ya tiene interiorizado. La grandeza del ‘10’ del Barça, en todas las facetas del juego, también se traslada en los tiros de falta.
Messi es un especialista a balón parado y ya ha superado la marca del medio centenar de tantos. Los equipos le temen cuando se prepara el balón para pegarle con la izquierda, y cada entrenador tiene su forma de defenderse ante eso.
La primera innovación fue colocar a un jugador, estirado, tras la barrera para evitar los balones rasos; la siguiente fue que un jugador corriera hacia la línea para que pudiera despejar de cabeza, y este sábado hemos visto una tercera versión: colocar jugadores por detrás de la barrera para que puedan escupir el balón de Messi.
Imanol Alguacil mandó a sus jugadores a colocarse dentro del área, incluso del área pequeña. Un grupo de dos futbolistas se colocó justo en la línea de gol, con el portero más adelantado, mientras que otro grupo de tres se colocó a la altura del área pequeña. Messi, sorprendido al ver esta disposición de los jugadores, envió el esférico directamente a la cabeza de un rival.
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Al final, la táctica de Alguacil funcionó: Messi no marcó esta vez de falta directa.