Las tres renovaciones que Ansu Fati ha cerrado con el Barça tienen algo en común: la firma de los contratos siempre se ha producido en miércoles. Ocurrió el 17 de julio de 2019, cuando, con solo 16 años, selló su primera gran vinculación con la entidad blaugrana, tres temporadas, hasta el 30 de junio de 2022, con dos años más opcionales.
Pese a que el anuncio oficial y la firma protocolaria se realizó al cabo de algunos días, Ansu plasmó su rúbrica en el primer contrato oficial un miércoles.
Precisamente, el mismo día de la semana en el que también firmó la mejora pactada meses después, el 4 de diciembre del mismo año, ya con 17 años cumplidos el 31 de octubre y tras haber debutado oficialmente con la primera plantilla.
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La historia se ha repetido esta semana porque, sorprendentemente, el canterano firmó la última renovación el pasado miércoles tras el partido ante el Dinamo de Kiev. Aunque pueda parecer casualidad, según explican desde el entorno del futbolista, no lo es. Al parecer, la razón responde a ciertas creencias de su padre, Bori Fati, vinculadas a temas religiosos o supersticiosos. De momento, la carrera de su hijo le da la razón.