El espectacular arranque de curso de Leo Messi desmiente aquellas teorías oportunistas que decían, cuando le costó adaptarse a su nuevo club, que decían que ya no volvería a ser el mismo.
Estamos viendo la mejor versión de Leo: el goleador, el pasador, el driblador, y vuelve a ser el jugador de total de hace dos años.
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Su recuperación coincide de forma macabra con la eliminación del Barça y sobrevuela inevitablemente una pregunta: si Messi no se hubiera ido (o le hubieran echado), ¿el Barça estaría hoy eliminado? No parece posible que la respuesta pueda ser positiva.