Luis Enrique se vio obligado en Málaga a tirar de su fondo de armario ante el calendario que se le avecina. Entre las bajas obligadas por lesión (Alba) y sanción (Piqué), presentó una defensa inédita en La Rosaleda... y se notó negativamente en la peor primera mitad del Barça en toda la temporada. Sí, porque la defensa formada por Aleix Vidal, Mascherano, Vermaelen y Adriano sufrió lo indecible, especialmente el central belga. Vermaelen fue un manojo de nervios y cometió graves errores de marcaje y de salida de balón. Prueba de su pobre partido fue que en la segunda mitad entró en su lugar el francés Mathieu, más sólido y atento. Sin duda, esa fragilidad defensiva personificada en Vermaelen fue lo peor del Málaga-Barça.
Si el Barça, al final, salió airoso de La Rosaleda fue, entre otras cosas, porque apareció Messi. Poco, pero suficiente. Y es que un poco de Leo es mucho. El argentino dio el pase que permitió a Suárez hacer el pase de la muerte para que Munir abriera el marcador. Tardó mucho Messi en reaparecer y lo hizo para errar un gol cantado en la primera mitad. Ya en la reanudación, un acrobático remate suyo sirvió para batir a Kameni. Fue lo mejor de una tarde donde el juego azulgrana no fue como para echar cohetes.