Prácticamente todas las miradas estaban puestas en Memphis Depay. El neerlandés, que debutó con un gol de penalti contra el Girona, se estrenó como titular contra el Stuttgart con ganas de demostrar su calidad. De satisfacer a las expectativas de un barcelonismo muy ilusionado con su llegada en un mercado de fichajes marcado por la delicada situación económica de la entidad culé.
En los primeros compases del encuentro, Memphis se mostró muy participativo. Completamente integrado en su nuevo equipo. No tardó ni un cuarto de hora de juego, once minutos concretamente, en protagonizar una gran acción individual, en la que realizó dos bicicletas y exhibió desequilibrio en espacios cerrados. El exdelantero del Olympique de Lyon fue trabado en el área del Stuttgart posteriormente por un defensa, pero el árbitro no consideró que la acción era sancionable.
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Podría haber sido penalti perfectamente y Depay aprovechó la siguiente interrupción del partido para protestar al colegiado, que consideró que no había habido suficiente contacto. El atacante, que evidenció que no entiende de compromisos amistosos, se redimió con un auténtico golazo pocos minutos después.