Mascherano se multiplicó. Resolvió los problemas de Mathieu y los propios. Ayudó en el centro del campo y combinó en las pocas jugadas peligrosas de ataque del conjunto blaugrana.
Omnipresente, persiguió a Vela y al Chori a la vez que coordinaba la defensa. Difícil tarea cuando tuvo que salvar a Mathieu de sus descoordinadas acciones defensivas.
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Han sido 79 los pases del hoy central que por sus actuaciones sería más necesario en el mediocentro, pero Mascherano lo hace todo. Gran partido del argentino que se erigió como el candelabro que iluminó a un conjunto sombrío.