La noticia no puede ser más negativa para los intereses de Barcelona y del FC Barcelona. Que un ladrón le robe el reloj a una de las estrellas del equipo cuando este detuvo su coche para firmar autógrafos a los aficionados en la puerta de la Ciudad Deportiva es la peor imagen que puede trasladar el club y la ciudad.
Es verdad que luego lo detuvieron y se recuperó el reloj, pero la noticia ya había dado la vuelta al mundo. Lo sucedido no es responsabilidad del club, pero solo le faltaba esto a una ciudad cuestionada y a una entidad en plena transición.
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Además, el lamentable suceso provoca que los futbolistas se alejen cada día más de sus aficionados. Veremos que jugador se detiene ahora, baja la ventanilla y saluda y atiende a los seguidores. Me temo que ninguno y ahora con más razón que nunca. Una pena. Eso sí, habrá que reforzar la seguridad.