Ronald Koeman llegó al Barça en el verano de 1989 procedente del PSV Eindhoven y con un currículum más que interesante, en el que sobresalían los dos grandes éxitos que había logrado en 1988, la Eurocopa con aquella gran selección holandesa (Gullit, Rijkaard, Van Basten y compañía) y la Copa de Europa de 1988.
Esa edición de la Copa de Europa pasó a la historia porque el PSV, a la postre campeón, no ganó ninguno de sus últimos cinco partidos: en cuartos de final doblegó al Girondins, en semifinales al Real Madrid y en la final, al Benfica, pero lo hizo empatando todos los partidos y aprovechándose del valor doble de los goles en campo contrario. El PSV ganó la final gracias a los penaltis (6-5) y Koeman fue el primer lanzador: como de costumbre, no falló desde los once metros.
Desde España, aquella victoria europea del PSV se vivió como un fracaso porque el Real Madrid de la Quinta del Buitre nunca había estado tan cerca de llegar a una final de la Copa de Europa, el torneo que nunca pudieron ganar Butragueño, Míchel, Martín Vázquez o Pardeza (Sanchís tuvo más suerte y la ganó en 1998).
En aquella semifinal que enfrentó al Real Madrid con el PSV, Michel y Koeman, entrenadores de Getafe y Barça que este domingo se cruzan en el Camp Nou, se midieron por primera vez.
Una portada del semanario Blanco y Negro (ABC) de febrero de 1988
| ABCEl Madrid, más cerca que nunca
El Madrid, que el año anterior se había quedado a las puertas de la final, eliminado en ‘semis’ ante el Bayern, afrontaba una nueva semifinal de la Copa de Europa rebosante de optimismo. Se daba por hecho que un equipo tan dominador en España (lograría cinco Ligas seguidas) acabaría conquistando la Copa de Europa tarde o temprano. La de 1988 parecía la ocasión ideal porque el PSV era un buen equipo, pero no era un grande de Europa, pese a haber ganado la UEFA diez años antes.
El partido de ida acabó con 1-1 en el Bernabéu. Koeman y Michel fueron titulares, con sus dorsales habituales: el holandés con el ‘4’ y el madrileño con el ‘8’.
La vuelta, que se disputó el 20 de abril de 1988 en Eindhoven, supuso una de las noches más amargas para los integrantes de la Quinta del Buitre. El Madrid fue mejor, pero no pasó del empate a cero, en una noche gloriosa de Van Breukelen, el portero del PSV y de la selección holandesa. Cuando el árbitro, el suizo Bruno Galler, señaló el final del partido, los jugadores del Madrid se fueron a por él, reclamándole más tiempo de prolongación.
Michel estaba entre ellos, hasta el punto de que acabó golpeado por el árbitro. “He ido a darle la mano y a mi lado estaba Jankovic, que le reclamaba que no había transcurrido totalmente el tiempo reglamentario. Entonces el árbitro ha lanzado un puñetazo al aire que he recibido yo. Incluso tengo una herida de bajo del labio”, se quejaba Michel.
La extraña sanción a Koeman
Uno de los detalles más curiosos de aquel partido es que Ronald Koeman no pudo jugarlo: la UEFA le había sancionado con tres partidos por unas declaraciones a la revista ‘Sport International’ en las que elogiaba a su compañero Gilhaus por haber lesionado, de forma supuestamente premeditada, a Tigana, uno de los mejores jugadores del Girondins, en el partido de ida de los cuartos de final.
El PSV intentó hasta última hora que Koeman estuviese en el partido de vuelta ante el Madrid: el propio jugador viajó de Eindhoven a Zurich en un avión privado el mismo día del partido para prestar declaración ante la UEFA.
"Un jugador tan experimentado debería haber previsto las consecuencias de tales afirmaciones, y el hecho de que podían dar lugar a malas interpretaciones. Koeman no ha podido aportar verdaderas pruebas que le disculpen", respondió la UEFA.
NOTICIAS RELACIONADAS
Koeman no pudo jugar ante el Madrid, pero la UEFA le rebajó la sanción de tres a un partido: lo cumplió ante el Madrid y pudo disputar la final de Sttutgart ante el Benfica.