El último debate instalado en el barcelonismo gira alrededor del sistema elegido por Koeman para su proyecto. El holandés considera que con el dibujo en el que predomina un doble pivote puede obtener el máximo rendimiento de los jugadores que forman su plantilla. Se trata de un esquema distinto al que ha sido habitual las últimas temporadas y son varios los futbolistas que no acaban de sentirse cómodos con él. Seguramente, eso sí, le faltan piezas para que sea más efectivo.
En ese sentido, sabe que la situación es crítica a nivel económico y, además, a nivel insistucional el vacío de poder es evidente. Koeman ha demostrado desde su llegada ser un hombre de club y, aunque entiende que la plantilla es precaria y que es imprescindible acudir al mercado, está dispuesto a esperar a la nueva junta directiva para negociar la viabilidad de realizar nuevas incorporaciones con las que afrontar la segunda mitad de la temporada en mejores condiciones.
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Desde su llegada pidió un central, un medio (Wijnaldum) y un delantero (Depay) que no han llegado. Cuando el nuevo presidente tome el cargo, quedarán muy pocos días para el cierre del mercado, aunque Carles Tusquets se ha comprometido a hablar del tema con todos los precandidatos y, de hecho, algunos de ellos ya están trabajando en cerrar posibles fichajes que se concretarían en pocos días si son escogidos por los socios.