No se puede pensar una cosa y decir lo contrario. Laporta está cayendo en su propia trampa. Piensa que la continuidad de Koeman no es buena para el equipo pero, como no tiene alternativa de garantía, lo defiende de cara a la galería con mas dudas que fe.
El culebrón dura demasiado, el socio no entiende nada y los jugadores no apuestan por la continuidad de su entrenador.