El partido en Múnich dejó al culé buen sabor de boca por el partido realizado por los de Xavi, especialmente en la primera parte en la que tuvo muchas ocasiones para avanzarse y, quizás, marcar diferencias en el partido.
El Barça, sin embargo, no lo logró, penalizado por sus propios errores en defensa y acabó perdiendo. Y es que entre jugar bien y competir bien hay una enorme diferencia, complementarias pero que nada tiene que ver una con la otra.
Ahora ya sabemos que el Barça de Xavi puede jugar bien, como el que más, pero todavía no tenemos constancia de que sepa competir. Porque en un torneo como la Champions no puedes perdonar. Cuando estés en el infantil tienes diez ocasiones y puedes meter cinco, en el cadete tendrás cinco y meterás tres, en el juvenil tres y meterás dos... pero en el fútbol de élite, en lo más top, tendrás una y debes meterla.
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Si esto no pasa, es que no estás todavía para competir con los más grandes. El Barça está en fase de crecimiento y ya sabe que todavía le quedan varios pasos a dar antes de soñar en títulos.