Los prolegómenos del Barça-Sevilla han venido marcados por una guerra institucional y un cruce de comunicados que han concluído con la decisión de la entidad blaugrana de romper relaciones con la entidad nervionense.
Todo empezó al mediodía, cuando el Sevilla comunicó al Barça que no acudiría a la comida institucional por la indisposición de alguno de sus directivos, según informó Catalunya Radio. La situación extrañó en el seno de la directiva blaugrana, que no dio más importancia al asunto hasta que unas dos horas antes del encuentro llegó un comunicado del Sevilla en el que exponía los motivos reales de su ausencia en la comida oficial, al tiempo que anunciaba que tampoco habría representación institucional en el palco.
En dicho comunicado, el Sevilla aludía a la última imputación por soborno decidida por el Juez Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona, contra el Barça y los expresidentes Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, dando implicitamente por probada su culpabilidad.
Al conocer la postura del Sevilla, el presidente del Barça, Joan Laporta, llamó telefónicamente a su homónimo sevillista, José Castro, para intentar, sin éxito, reconducir la situación.
Al considerar que el club hispalense no respetaba la presunción de inocencia, el club blaugrana emitió una dura nota en la que además anunciaba la ruptura de relaciones mientras no hubiera una rectificación.
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Total, que no hubo representación sevillista en el palco y su presidente, José Castro, vio el encuentro desde la tribuna, junto a su director deportivo, Víctor Oltra.