Dirigir el Barça, aunque solo sea un par de partidos, es el sueño de muchos. Jordi Cruyff ha tenido la personalidad de decir no por principios y coherencia.
No quería sustituir a su amigo Koeman ni quería quemar su prestigio haciendo de comodín. Asume con mucha dignidad el peso del nombre de su padre, pero quiere triunfar en el futbol por su propia valía. Su papel en el staff técnico tiene futuro.