El Atlético-Barça se preveía como un partido tenso. Y no se equivocaron los que hicieron la predicción. Mucha entrega, mucha lucha y poco juego. Mucho juego subterráneo por parte del Atlético, con la complicidad de Rizzoli, el colegiado que permitió a los jugadores colchoneros ir al límite en muchas jugadas.
Sin embargo, hay que reconocer que en una jugada en concreto el árbitro sí que estuvo acertado. Era el minuto 28 de la primera parte cuando Carrasco intentó entrar en el área del FC Barcelona. Gerard Piqué le salió al paso lanzándose al suelo y es cierto que pudo dar la sensación que, como le ha pasado ya en otras ocasiones, podía haberle dado el balón en las manos. Afortunadamente para los espectadores, y desgraciadamente para los colegiados, ahora por televisión tenemos la oportunidad de ver las jugadas repetidas en numerosas ocasiones. Y esas repeticiones nos permiten comprobar en esta ocasión que en ningún momento Piqué toca el balón con sus manos. Le quita la pelota limpiamente a Carrasco y por ello no hay ninguna duda de que no hubo falta.
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Decisión acertada, pues, de un colegiado al que sí se le puede recriminar su permisividad con el juego al límite de los jugadores atléticos.