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Hay final y hay futuro

Un Barça vibrante levantó la eliminatoria con un triunfo que puede cambiar la temporada

El encuentro constata que cuando Koeman dice que tiene un proyecto a medio camino se lo cree

Ter Stegen paró un penalti más que clave en la remontada del FC Barcelona para colarse en la final de Copa del Rey / | RFEF

Decía Koeman el otro día que el fútbol, como la vida, es afrontar y resolver problemas y altibajos. Y en eso anda el equipo desde hace meses, contra todo y contra todos, en una temporada que está siendo una montaña rusa. 

El Barça estará en la final de Copa. Y esta vez con la épica y el punto de suerte que había faltado toda la temporada. Tras un ataque de amor propio de Piqué, que se fue de área a área para llevar al equipo a la prórroga. Y con el gol de Braithwaite, un tipo que siempre mira de cara a la adversidad. 

En la semana que el club quedó manchado por la detención de Bartomeu, el equipo logró en el campo que el barcelonismo recuperara el orgullo. 

El Barça que viene

No fue la única buena noticia de otra noche larguísima, la quinta prórroga del curso. La primera, que en esta plantilla hay futuro. Mucho futuro. Y la segunda, que Koeman tiene un plan y se lo cree cuando dice que esto es un proceso que está a medio camino.

El Barça superó al Sevilla con un gran Pedri, con un Mingueza portentoso (a pesar de cometer un penalti) y con un De Jong inmenso. Pero a veces los proyectos se definen por detalles. Y Koeman reparó en Ilaix Moriba, un chico de 18 años, cuando se decidía la eliminatoria. En la hora de la verdad. 

Lo dijo y lo está cumpliendo: no tiene miedo de apostar por jugadores jóvenes si los ve preparados. Al final decidió Braithwaite y apareció Ter Stegen parando un penalti. Pero el primero en encender el partido fue el tipo más enigmático del césped. Dembélé imaginó un gol imposible y lo marcó.

Un derechazo desde fuera del área por toda la escuadra. Sin carrerilla. Parado en seco y rodeado de jugadores. Así juega y así vive el francés. En su burbuja. A veces parece que lo haga con los auriculares puestos y mirando el móvil. 

A veces no le suena el despertador. Y a veces empieza los partidos como si se hubiera despertado de una siesta. Pero si está encendido es puro veneno para los rivales. Todavía más si como ante el Sevilla juega de falso nueve. Con libertad y rondando el área. Suyo fue un gol que animó a un Barça prometedor. La versión con más intensidad y determinación de la temporada.

Dibujo flexible

De nuevo con el 3-5-2 del Pizjuán. Y en un Camp Nou sin público pero que fue testigo de un partido grande. De un gran Barça y un buen Sevilla. De un equipo que propuso y otro que se defendió a la altura. 

De un Barça que atacaba acumulando muchos jugadores y con una puesta en escena vibrante. Los dos equipos lograron llegar con vida a la primera mitad. Un 1-0 que dejaba al Barça a un gol de la prorroga y al Sevilla a uno de sentenciar la eliminatoria. Pero la segunda parte fue otra cosa. 

Bajaron las revoluciones y hubo bajón físico general. Los dos equipos pagaron el esfuerzo. El Barça no desordenaba al Sevilla, pero los de Lopetegui no daban señales de vida en ataque. Koeman tomó partida y cambió de sistema para agitar a los suyos. De vuelta al 4-3-3 los azulgrana dieron un paso adelante y empezó a fraguarse la remontada. 

Emocionante Piqué

Un partido épico del Barça, que se vació y pagó un precio alto. La lesión de Piqué, que se negó a dimitir en todo momento. Primero con un gol que llevó al Barça a la prórroga y la euforia a las casas de los culés. Y más tarde con la rodilla torcida. Ni siquiera el dolor lo echó del campo. Sin opciones de cambio, y visiblemente cojo, decidió ayudar a sus compañeros en la segunda parte de la prórroga. 

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Lo hizo solo con la pierna izquierda, pero con la ayuda de sus compañeros. Una imagen emocionante de un equipo que estará en la final de Copa contra todo y contra todos