"Nunca me ha dicho nada. No he tenido ningún contacto con él. Tampoco tengo nada que hablar con él. Yo trabajo con mi míster. Me llevo muy bien con él, me ayuda en todo y me ayuda a ser mejor. Que el de arriba esté con sus jugadores y yo estaré con mi equipo".
Han pasado ocho años desde que Grimaldo provocó estragos con estas declaraciones en 'Rac1' sobre Luis Enrique, el entonces técnico del primer equipo del Barça. Unas palabras que hicieron mucho ruido por su atrevimiento, porque cuesta recordar algo parecido con un jugador del filial. Pero Grimaldo, que veía como el club no terminaba de apostar por él para el primer equipo, no se mordió la lengua.
Los que coincidieron en aquella época con él recuerdan un adolescente que ya tenía un carácter muy fuerte, capaz de confrontar situaciones que no le gustaban. Era octubre de 2015 y hacía años que en el club se apuntaba a Grimaldo como el mejor proyecto de lateral izquierdo para el primer equipo. Las cosas, sin embargo, se irían torciendo y el contexto del primer equipo le jugaba en contra. Jordi Alba era indiscutible -y lo iba a seguir siendo- y Grimaldo era un futbolista que necesitaba sumar minutos en la élite.
Además, en el club su figura cada vez generaba más escepticismo. Una grave lesión en la rodilla en 2013 torpedeó su evolución y más tarde fue acumulando lesiones musculares.
Grimaldo en su etapa en el Barça Atlètic
| IGNASI PAREDESEn el club además habían informes que apuntaban a comportamientos poco recomendables fuera del terreno de juego. La sensación que había era que le iría bien un cambio de aires. Una cesión para salir de la zona de confort del filial y tener que madurar fuera de la burbuja del Barça. El futbolista y su entorno, que intuyan las dudas del club, empezaron a estudiar la posibilidad de salir, a pesar de que el Barça sondeó ampliar el contrato.
Grimaldo finalizaba su vínculo con el Barça en 2016 y terminaría abandonando el club seis meses antes de expirar su contrato. Se marchaba así una de las grandes promesas de la cantera. Un futbolista que llegó del Valencia, donde jugaba de mediapunta, para reforzar el infantil b y que pronto dejó claro que era un lateral diferente. Un jugador muy ofensivo, bajito, y con un golpeo especial. Un especialista a balón parado capaz de marcar diferencias como se está viendo ahora en el Leverkusen de Xabi Alonso.
Grimaldo recibe las instrucciones de Unzué
| VALENTÍ ENRICHAdemás, formaba parte de una quinta muy prometedora junto a nombres como Samper, Bellerín y Jon Toral. Con solo 15 años se convirtió en el futbolista más joven de la categoría estando en el filial.
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Ya entonces tenía claro que su objetivo era triunfar en la élite, y tras consolidarse en el Benfica, en el Bayer Leverkusen, están disfrutando esta temporada su mejor versión. Con 28 años sigue sin descartar volver algún día: "Siempre he dicho que me gustaría volver, pero el Barça no ha tenido interés en mí".