Aunque el fichaje de Malcom por el Barça se precipitó en los últimos días, la realidad es que los responsables blaugrana ya estaban tras la pista del futbolista brasileño desde tiempo atrás. Lo que sucedió en las horas cruciales para que el brasileño cambiara el Girondins por el Barça y no por la Roma fue la combinación de una serie de factores, algunos acierto de los negociadores blaugrana y algunos otros errores de Monchi, el hábil y experimentado director deportivo de la Roma quien, en esta ocasión no pudo concluir la operación.
En un primer momento, Monchi mostró su disgusto con lo sucedido, y lo hizo cargando las tintas contra los dirigentes del Girondins de Burdos y los agentes del jugador, a los que culpó de la marcha atrás de Malcom. El técnico explica que tenía el 'OK' de ambas partes para firmar el fichaje, pero que a continuación los agentes del futbolista se desplazaron a Barcelona para negociar y le pidieron más dinero.
Lo cierto es que Monchi cometió un grave error al dar por buena la palabra de los dirigentes del Girondins cuando todavía no se había firmado entre las partes documento alguno que sellase el acuerdo de manera vinculante.
Así, el anuncio en las redes sociales realizado pro la Roma se convirtió en anécdota cuando el Barça mejoró la oferta al Girondins y a Malcom, consiguiendo el acuerdo definitivo.
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No cabe duda de que, en un futuro, Monchi y la Roma esperarán a tener atada y bien atada una contratación, con compromisos contractuales de por medio, antes de darla por cerrada públicamente.