Messi. Siempre Messi. Cuando el Barça más lo necesitaba, el argentino apareció ante el PSG para revivir la esperanza culé, y lo hizo con un chicharro espectacular.
El Barcelona arrancó ante el París Saint Germain como un torbellino. Los culés las tuvieron de todos los colores, pero no entraban. La cosa empeoró cuando Lenglet, otra vez Lenglet, cometió un penalti que Mbappé no perdonó. Ahora el Barcelona necesitaba cuatro no para ganar, si no simplemente para forzar la prórroga. Pero Leo Messi apareció para devolver la fe a todos los culés.
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En el 36 el argentino disparó desde su casa y mandó el balón a la escuadra izquierda. Desde fuera del área, con rabia, como si ya se hubiera cansado de esperar. Las tuvo Dembélé desde todos los ángulos pero tuvo que ser el de siempre, el rey del fútbol el que metiera el 1-1. Tremendo golazo.