Una vez más las previsiones no acabaron de acertarlo del todo. Anunciaban una temperatura por debajo del bajo cero cuando empezara el partido del Barcelona ante el Eibar en Ipurua, pero al final la temperatura se quedó en siete grados positivos. Un clima más que aceptable, sobre todo porque los utilleros se habían pertrechado con todo tipo de protecciones contra el frío, incluido guantes, gorros, leotardos y hasta vaselina para la piel, que finalmente no hizo recurrir en ningún caso.
Cuando saltaron al terreno de juego los jugadores para hacer el calentamiento sí que se mostraron más atentos al estado del terreno de juego. Descartado totalmente la presencia de placas de hielo, ni tan siquiera en los córners, sí que mostraron su preocupación porque el campo estaba excesivamente duro por las continuas heladas que han perjudicado el céspes de Ipurua en los últimos días.
De hecho, los primeros en comprobar 'in situ' el estado del terreno de juego fue el staff técnico que antes de ir al vestuario visitante quiso probarlo personalmente, confirmando las sensaciones del delagado Carles Naval este mediodía.
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En todo caso, el 'general invierno' tal como llamaron los rusos al frío que impidió a Napoleón proseguir su marcha por sus tierras no fue al final tan fiero en Ipurua.