En un club como el Barça, instalado desde hace muchos años en sede judicial, suelen ser más noticia los enfrentamientos entre diferentes sensibilidades barcelonistas o las peleas legales con jugadores que la resolución de los mismos. Ha pasado con Neymar, con quien se pactó cerrar los litigios abiertos, una noticia cuya trascendencia ha sido menor que las demandas cruzadas en cuestión. En ese sentido, se habló muchísimo de la acción de responsabilidad iniciada por la junta de Rosell contra la de Laporta, pero hubo menos ruido del desenlace final.
Hay más ejemplos: cuando parte del entorno está pidiendo a la actual junta que vaya hasta el final con la junta de Bartomeu, es interesante recordar que el propio Bartomeu fue quien rechazó la ejecución de los avales solicitada por un juez en 2015 a Joan Laporta y los siete directivos que completaron su primer mandato. Una denuncia del socio Vicenç Pla en 2005 pedía a Laporta el aval por las pérdidas de la 02-03. El TS le dio la razón, pero Pla se retiró del caso y lo dejó en manos de Rosell y su junta. Finalmente fue en 2015 cuando Bartomeu, ya presidente electo, rechazó la ejecución en nombre del club.