En verano, el Barça anuló con buen criterio el extraño y sospechoso partido que tenía que disputar en Jerusalén contra el Beitar. Hace unos días, canceló también con buen criterio el no menos extraño y sospechoso contrato que había firmado con Ownix, una de las empresas de Moshe Hogeg, también presidente del Beitar.
La causa es que Hogeg fue detenido acusado de fraude con criptomonedas y delitos sexuales. ¿Qué hace el Barça flirteando con un club que es famoso por su racismo y extremismo? La buena noticia es que se ha sabido rectificar a tiempo.