En su última rueda de prensa, Laporta se mordió literalmente la lengua cuando le preguntaron sobre los árbitros. Se le notó que hacía esfuerzos para no estallar. Lo cierto es que los últimos arbitrajes en LaLiga han sido tan hostiles como paradójicamente poco decisivos.
El sibilino arbitraje de Jaime Latre contra el Cádiz perjudicó claramente al Barça, ¿pero puede decirse que perdió por su culpa? Suena a exageración y a excusa. El club sabe que empezar a protestar es victimizarse y un signo de debilidad. Aunque cueste, esta es la mejor línea: apretar los dientes, callar y en cualquier caso protestar en silencio y en los despachos.