Al delantero francés Ousmane Dembélé le tocó en esta ocasión ponerse el mono de trabajo y asumir las funciones de carrilero por la derecha, una posición en la que no tuvo la oportunidad de brillar demasiado. El joven extremo del FC Barcelona concentró sus esfuerzos durante el encuentro en el campo del Levante a tapar su banda y eso pareció dejarle poco margen para aportar su habitual desequilibrio en ataque. Eso sí, con su actitud a lo largo de los 81 minutos que permaneció en el campo mostró una faceta totalmente nueva: también sabe ser disciplinado en defensa cuando se le pide.
Dembélé se sacrificó y estuvo siempre atento a la hora de presionar, consciente de que su papel era muy relevante, igual que el de Jordi Alba en la izquierda, por la decisión de Ernesto Valverde de apostar por una defensa con tres centrales. El francés no se complicó la vida y se le vio comprometido con las tareas de recuperación. Estuvo muy atento sobre todo a la hora de tapar las internadas de Toño. En cambio, no estuvo demasiado fino a la hora de romper por su banda o al combinar con sus compañeros en ataque.
comprometido
En algunos momentos dio la sensación de andar algo perdido, intentando cumplir la misión que le había encomendado su técnico. No pudo así mantener sus brillantes estadísticas de los últimos partidos, donde se había mostrado desequilibrante a base de goles y asistencias. Había firmado tres goles en los últimos cinco partidos que había disputado.
Pero con el paso de los minutos y conforme el Levante fue dejando cada vez más espacios en defensa, el francés apareció con más asiduidad en ataque protagonizando alguna galopada interesante. En una de ellas (minuto 76) fue objeto de una durísima entrada por parte de Cabaco cuando se disponía a entrar en el área que desembocó en la merecida expulsión del defensa uruguayo del Levante.
NOTICIAS RELACIONADAS
En la primera parte el colegiado había mostrado a Dembélé una amarilla por una más que discutible falta sobre Toño.