Leo Messi estuvo sentado en la tribuna del Camp Nou y asistió con impotencia al empate ante Eibar, que complica aún las cosas al equipo de Ronald Koeman en la Liga . Y el gesto del 10 al final del encuentro lo dice todo.
Messi pasó las fiestas navideñas en Rosario junto a su mujer Antonella y sus tres hijos. Ayer martes, después de doce horas de vuelo desde Argentina, el capitán azulgrana dejó a su familia en su casa de Castelldefels y se marchó directamente a Barcelona para asistir en directo al partido que enfrentaba al Barça con el Eibar.
Cansado por el viaje y sufriendo por lo que vio en el terreno de juego, Messi terminó abandonando la grada del Camp Nou con cara de enorme decepción. Sin duda no pudo ocultar su impotencia ante un resultado ( 1-1 ) que deja al equipo a siete puntos del Atlético de Madrid y en la sexta posición de la clasificación. Y si los de Simeone vencen al Getafe en el Wanda, se situarán ya a 10 puntos de los azulgranas.
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De ahí que cuando Leo se levantó de su asiento y de dio la vuelta, lo hizo negando con su cabeza. Las cosas no pintan nada bien para este Barça.