Día anómalo en la 'Muntanya Màgica' de Montjuïc el de este viernes. Ya es habitual estas últimas semanas todo el 'lío' con los partidos del FC Barcelona en casa, el operativo de policía, agentes de seguridad, etc. Pero es que esta noche se ha añadido un concierto de Joaquín Sabina a apenas 100 metros de distancia, en el Palau Sant Jordi.
Unas 18.000 personas en el Sant Jordi para ver a uno de los clásicos nacionales, al maestro de la voz rasgada. Y más de 40.000 en el Estadi para ver un atractivo Barça-Sevilla.
Uno de los alicientes era ver cómo convivían ambas 'mareas humanas' en los aledaños antes de que empezaran ambos eventos (los dos a las 21:00).
POCO CONTACTO
Lo cierto es que ha habido poco contacto. Los accesos para entrar a cada recinto estaban bien delimitados y había empleados encargados única y exclusivamente de gritar a los cuatro vientos hacia dónde tenían que ir unos y otros.
Sí es cierto que varios aficionados extranjeros a los que les ha pillado un poco en frío han sufrido más de la cuenta para orientarse. Pero los espacios suficientemente indicados y habilitados.
ALGUNAS DIFERENCIAS
Lo que ha levantado alguna ampolla entre los culers ha sido el hecho de que bastantes de los asistentes al Palau Sant Jordi han podido subir en coche y aparcar en alguno de los párkings habilitados.
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Al parecer, en el momento que compraron la entrada (algunos hace muchos meses) de Sabina tenían la opciónm de pagar cinco euros y tener derecho a párking cerca del recinto. Uno de los varios habilitados (a priori solo los acreditados, prensa, staff, VIP's, etc para los partidos del Barça pueden llegar en coche hasta la zona).