Nadie fue campeón con 16 puntos en las 11 primeras jornadas. El vagón de cabeza se aleja y hablar de títulos ahora es como ver a un sediento en el desierto y regalarle una lata de anchoas.
Sadismo extremo. Ahora, el Barcelona no está para títulos. Está para crecer, para pensar partido a partido y para reconstruir un equipo. Ese es el título.