Philippe Coutinho se marchó del Barça cabizbajo. Las críticas de su propia afición le angustiaban y sobre el césped se bloqueaba. Nada le salía, necesitaba un cambio de aires. No pudo escoger mejor. Fue a parar al equipo más en forma, al campeón de Europa. Pese a su gran experiencia en Munich, aquí muchos veían su regreso con recelo. La pandemia es un drama para todos, pero siempre hay excepciones que confirman la regla y el brasileño se encontró con un escenario ideal: un estadio vacío para soltarse y recuperar sensaciones, y sobre todo, un técnico que le dio cariño y creyó desde el primer día en sus posibilidades.
Y así fue como Coutinho fue creciendo y convirtiéndose en una pieza indiscutible en el engranaje del técnico holandés. Titular en todos los encuentros menos en Getafe, donde tuvo poco menos de media hora. Dos goles y otras dos asistencias en seis partidos. Curiosamente, el único día que completó los 90 minutos fue el de su lesión. Salió del clásico con molestias y el parte médico confirmó una lesión muscular en el bíceps femoral del muslo izquierdo. Se ha perdido los duelos de Champions ante Juventus y Dinamo, y los de LaLiga frente Alavés y Betis. Este viernes recibió el alta médica y formará parte de la expedición al Metropolitano.
Volver a empezar
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Pero aunque no ha sido una larga ausencia, sí han cambiado muchas cosas. Su lugar habitual en la mediapunta, donde se encuentra liberado y confiado, lo ha adoptado Leo Messi como falso ‘9’ y Koeman le ha dado las herramientas a Griezmann para que el 'Principito' explote sus cualidades en punta y se reencuentre con el gol. Encajar a Coutinho es ahora un reto para el técnico, como lo será que el jugador prácticamente tenga que volver a empezar para encontrar su hueco en el once. Sin Ansu, la banda izquierda se antoja su próximo destino, pero ojo que por ahí está rindiendo muy fuerte Pedri. Cou necesita sentirse arropado para dar lo mejor que sí y Ronald siempre le ha tenido en estima. Veremos qué pasa.