Xavi salió ayer con tres centrales, apostó por el estéril Dest en el extremo, puso a Riqui Puig cuando el partido ya estaba perdido y perdió la posesión con un 46% del total.
Cuando esto le ocurría a Koeman, se le disparaban mísiles por tierra, mar y aire, y a veces incluso desde dentro del club. Las comparaciones odiosas no señalan ni a Xavi ni a Koeman, solo desnudan un entorno tantas veces pendiente de ganar batallitas sectarias.
NOTICIAS RELACIONADAS
Quizás todo sería más fácil si se intentara explicar la realidad en lugar de edificar bandos.