Fueron siete años, de 2003 a 2007, que Rafa Márquez califica de “gloriosos”. Como azulgrana, levantó 12 títulos, entre ellos cuatro Ligas y dos Champions League, las de 2006 y 2009, aunque la primera tuvo un mejor regusto a nivel personal.
“Mi mejor recuerdo es la Champions de 2006 contra el Arsenal porque me tocó jugarla y fue un gran año en todos los sentidos”, recuerda. En cambio, tres años después, se lesionó de la rodilla en la ida de las semifinales ante el Chelsea y se quedó sin disputar la final de Roma. “Esa recta final fue extraordinaria de todo el equipo, fue duro, pero también lo disfruté, porque puse mi granito de arena. No hay momentos peores aquí en el Barça, los hay difíciles, complicados, pero fueron siete años gloriosos”, puntualiza haciendo gala de su barcelonismo.
No tiene dudas a la hora de escoger con quién formó un excepcional tándem de centrales. Compartió con Carles Puyol más de 14.000 minutos en el verde. Ahí es nada.
“Buscaba a Leo y hacía magia”
“Con ‘Puyi’ hicimos una gran pareja durante mucho tiempo y aparte, tuvimos una gran amistad. Sin duda, esa relación ayudó mucho a compenetrarnos en la cancha”, asegura Márquez, un líder callado que solo tenía que decirle a Xavi, “Maki, Maki” y hacerle un gesto con la mirada para que le colocara el balón al segundo palo. Y qué decir de Messi y Ronaldinho.
“Soy un privilegiado y un afortunado por haber jugado junto a ‘Ronnie’ y Messi. Con el primero quizás tuve algo más de relación, y con Leo disfruté de cada momento, de cada entrenamiento. Me acuerdo de buscarlo siempre para que Messi hiciera la magia y pudiera cambiar el camino de los partidos. Disfruté mucho de jugar con el que hoy en día es el mejor del mundo”, reflexiona.
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En cambio, se las tuvo que ver con delanteros rivales que le llevaron al límite. “Varios me crearon problemas, por ejemplo Drogba en los partidos de Champions. Era un jugador muy rápido, corpulento y fuerte. Después, en la Liga, recuerdo a Fernando Torres y a Raúl, no daban un balón por muerto y siempre luchaban, estaban pendientes del espacio, del fallo del rival...”. Pero Márquez sabía cómo imponerse.