El Chacho Coudet y las raíces de la Xavineta

El Celta, próximo rival del FC Barcelona en la Liga, es indiscutiblemente un equipo de autor. La arrolladora personalidad de su entrenador, Eduardo Germán 'Chacho' Coudet, así como su particular visión del fútbol -con un 4-1-3-2 por bandera táctica- le hacen ser muy querido allá donde ha estado, hasta el punto de crear escuela.

Los orígenes

Coudet, que jugó como centrocampista solo 12 partidos en el equipo olívico hace dos décadas, ha hecho carrera realmente como entrenador. El primer equipo que dirigió fue Rosario Central. Y no dejó indiferente a nadie con un equipo atrevido y divertido que, pese a no lograr títulos, enamoró a los amantes del buen fútbol con jugadores como Lo Celso o Franco Cervi, por el que insistió el Chacho hasta que la pasada campaña se lo trajo a Vigo.

Fue en aquellos años, 2015 y 2016, que se acuñó el término Chachoneta para describir al conjunto conducido por Coudet, al que se le dibujaba al volante de una furgoneta donde se subían sus jugadores y todos los que quisieran estar 'en el barco'.

Tras pasar por Tijuana, hizo campeón al Racing Club de la Superliga argentina y del Trofeo de Campeones en 2019 y dejó a Intenacional de Porto Alegre líder del Brasileirao -todavía ahora le añoran- para comandar al Celta. Los celestes pasaron de pelear por salvar la categoría a la tranquilidad, pero sobre todo a recuperar aquel gusto por el fútbol de calidad que tanta admiración generó especialmente en la época de Víctor Fernández. La Chachoneta pasó a rodar por las Rías Baixas.

Creador de escuela

Tanta fortuna hizo el término que ha sido utilizado y adaptado en otros equipos, como la selección argentina y su Scaloneta, por Lionel Scaloni, y la Xavineta en el Barça, que sobre todo sonó con fuerza la temporada pasada en los tramos en los que los de Xavi Hernández mostraron un fútbol ilusionante.

Este domingo, la Chachoneta se desplaza al Camp Nou con la duda de su conductor, que la pasada semana tuvo que marcharse de forma precipitada a Argentina por asuntos personales. No pudo dirigir al Celta contra el Betis, lo hizo su segundo, Ariel Broggi, y todos le dedicaron con cariño la victoria. Sigue en su país, pero se le espera en Barcelona donde, a buen seguro, se fundirá en un abrazo con Xavi Hernández.