'Capitán Raphinha' sigue como un tiro

Raphinha se ha convertido en un verdadero líder para el FC Barcelona bajo la dirección de Hansi Flick, quien ha logrado desbloquear su mejor versión en este inicio de curso. Tras las lesiones de Ter Stegen, Araujo y Frenkie de Jong, los tres primeros portadores del brazalete, Raphinha ha asumido el rol de capitán con un compromiso absoluto, destacándose como un auténtico referente tanto por su rendimiento dentro del campo como por su actitud.

Hasta el partido contra el Deportivo Alavés, el brasileño llegaba como el segundo máximo goleador del equipo con 6 tantos y 4 asistencias, solo por detrás de Robert Lewandowski. Su impacto ofensivo ha sido determinante en un inicio de temporada eléctrico, mostrando la mejor versión de su carrera, y en Mendizorroza lo volvió a demostrar con dos asistencias de gran calidad al delantero polaco para disparar sus números individuales a 11 participaciones de gol entre Liga y Champions.

Exhibición en Vitoria

Después de ver como Ortiz Arias le anulaba el primer tanto por fuera de juego, Raphinha se puso el traje de asistente. El primer gol llegó tras un servicio de falta desde la banda derecha, un balón medido que Lewandowski remató de manera poco ortodoxa, con el hombro, para abrir el marcador. En el segundo, Raphinha mostró su madurez en la toma de decisiones, conduciendo una contra con velocidad y serenidad tras una finta mágica en el inicio de la jugada, esperando el momento exacto para asistir de nuevo a Lewandowski y empezar a sentenciar el partido. Ambas acciones son un reflejo de la nueva sinergia que cada día va a más con el '9' azulgrana y el peso que ha ganado dentro del sistema ofensivo.

Además, su capacidad para generar peligro en el frente de ataque ha crecido exponencialmente así como su influencia en el juego y en el vestuario, más allá de la posición que ocupe. En Vitoria, el brasileño arrancó el partido de mediapunta, se pasó a la izquierada con la lesión de Ferran y acabó en la derecha con el cambio de Lamine Yamal por Ansu Fati.

A nivel de juego, Raphinha está desatado en sus desmarques, esperando con inteligencia el momento preciso y ofreciendo soluciones en la salida de balón, abriendo espacios y estirando las defensas rivales. Su técnica, especialmente en los controles y la ejecución rápida de pases, está brillando más que nunca, lo que le permite ser mucho más preciso y efectivo en momentos diferenciales. Todo esto, combinado con una confianza que está en su punto más alto, lo ha transformado en un futbolista mucho más completo.

Atrás ha quedado el Raphinha impreciso y a veces irregular que vimos en sus dos primeras temporadas en Barcelona. Aquel jugador que dejaba destellos de su calidad en ciertos partidos, como en la eliminatoria de Champions contra el PSG el curso pasado, y que después desaparecía en el caos del equipo de Xavi. Ahora, esos destellos se han convertido en una constante, gracias a un contexto colectivo más favorable que le ha proporcionado la máquina total que es este Barça de Flick.