Los cuatro jugadores de la cantera del FC Barcelona que intervinieron este sábado en Balaídos rayaron a gran altura. Dieron la cara. Sin exagerar, Moussa Wague, Carles Aleñá, Riqui Puig -titulares- y Álex Collado -entró por el lesionado Ousmane Dembélé en el mininuto 6- fueron los que ofrecieron un mejor rendimiento y sobre los que se sostuvo gran parte del equipo azulgrana, que sumó la tercera derrota en la Liga después de caer contra el Leganés (2-1) y el Betis (3-4).
Lo cierto es que el partido contra el Celta, sobre el papel, era de aquellos en los que el riesgo de derrota cotizaba al alza mucho más que de costumbre. Por un lado, la gran sacudida que dio Ernesto Valverde al once titular dejando a muchos 'indicutibles' en Barcelona pensando ya en el partido contra el Liverpool y, por otro, las lesiones y la necesidad del rival por sumar al estar jugándose el descenso.
Luz
Aunque es prematuro aventurar qué les deparará el futuro a los cuatro canteranos en el primer equipo del FC Barcelona, la verdad es que Wague volvió a dejar buenas sensaciones, como en Huesca. El lateral derecho creó la mejor ocasión del Barça: un disparo desde dentro del área en el minuto 41 que rechazó Rubén Blanco con los pies.
Wague dio profundidad por su banda, jugó con criterio y demostró verticalidad y habilidad en el uno contra uno. Defensivamente sufrió con Boufal, pero en el cómputo global, sacó una buena nota y se ha ganado que se siga confiando con él.
En el centro del campo, tanto Aleñá como Riqui Puig dieron consistencia a la zona ancha con su juego de posición, de toque y asociativo, distinguiéndose el primero también por intentar el disparo desde la larga distancia para buscar el gol o generar una segunda acción. Del segundo destacó otra vez su desparpajo, valentía y la “presión cero” con la que actúa (a sus 19 años) en Primera División.
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En cuanto a Collado, que debutó en partido oficial, empezó con timidez para ir soltándose poco a poco. Evolucionó como extremo por banda izquierda y destacó por su movilidad y versatilidad. El Barça, pese a perder, evidenció que puede contar con la gente de casa. Esos que siempre dan un plus sobre el césped.