Ni la derrota de anoche en Valladolid ni la del pasado sábado en casa contra la Real Sociedad mancharán LaLiga que el Barça ha conquistado de forma tan brillante y con una gran superioridad sobre sus rivales, pero bien hará el cuadro azulgrana en poner freno a la relajación y acabar el campeonato con el mejor sabor de boca.
La grandeza del Barça le obliga a dar el máximo en todos los partidos y en todas las circunstancias. Pero destensarse tras cumplir el gran objetivo del título es, hasta en cierto punto, normal y lógico.
Es verdad que había en juego, además de la imagen y el orgullo, el Pichichi de Lewandowski -este no se escapará- o el récord de porterías a cero que quiere alcanzar Ter Stegen cómo sea. También la reivindicación de los menos habituales, como Pablo Torre, debutante en un once titular de la Liga y de los pocos que todavía podrían revertir su situación a ojos de Xavi.
Pero en fútbol, las diferencias -que serían enormes en otro contexto- se igualan cuando a un equipo le va la vida en ello y el otro ya ha hecho sus deberes. Para el Valladolid, mantenerse en Primera es la supervivencia. Y los de Pezzolano entraron a comerse el césped. El Barça, lo hizo totalmente en frío y ni los habituales ni la unidad B estuvieron a la altura
Errores impropios
Solo por la relajación se puede entender que un futbolista de la solvencia de Andreas Christensen se marque en propia puerta a las primeras de cambio con un cabezazo inapelable y sin estar del todo exigido por el artillero local, Cyle Larin.
Tampoco estuvo nada afortunado Eric Garcia, en su caso porque no le sale nada y su confianza se está viendo muy mermada. En veinte minutos, el Barça dilapidó el partido pese a que intentó reaccionar y mejoró a base de ocasiones hasta antes del descanso. Xavi movió piezas buscando un cambio de dinámica que se esfumó cuando Eric habilitó a Gonzalo Plata para el tercero. Al menos, Lewandowski marcó en el tramo final y sí pudo reforzar su objetivo personal.
Quedan todavía dos jornadas en disputa y el Barça debe encontrar esa motivación necesaria para sacar los partidos adelante y no emborronar, aunque sea mínimamente, un campeonato liguero magnífico que merece el mejor colofón.
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Ante el Mallorca, los de Xavi deben despedir el Spotify Camp Nou como es debido tras ser el escenario de tantos y tantos éxitos barcelonistas. Un partido donde los sentimientos estarán a flor de piel. A buen seguro que la imagen será bien distinta a la de anoche. Es obligado.