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El Barça puso fin de una manera muy brusca a una racha de siete victorias consecutivas en Liga. El conjunto azulgrana no tropezaba en el campeonato de la regularidad desde el último partido del año pasado, y curiosamente fue también en el Camp Nou y frente a un rival asequible como en aquella ocasión el Eibar.
Del 1-1 frente a los ‘armeros’ al mismo resultado ante un Cádiz que ya amargó la existencia a los azulgranas en la primera vuelta, los de Ronald Koeman lograron encadenar una muy buena racha de victorias. Se inició en Huesca coincidiendo con el cambio al sistema 4-3-3 y gracias a un gol de Frenkie de Jong en una posición más adelantada que le ha dado muchos frutos.
El mejor partido de esta racha fue el de Granada, un 0-4 inapelable; luego, el equipo venció con algún apuro a la Real Sociedad, 2-1 en el Camp Nou, y jugó un partido práctico en Elche para doblegar 0-2 a los ilicitanos.
Los de Koeman se desquitaron del KO en la Supercopa doblegando por 2-1 al Athletic de Bilbao, remontaron en el Benito Villamarín (2-3) y golearon en casa al Alavés (5-1) antes de tropezar ante el Cádiz.
Sabor a derrota
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Una racha de siete triunfos con 19 goles a favor y cinco en contra. Koeman no puede alcanzar el registro de Ernesto Valverde, aunque le queda el consuelo de sumar ya 12 encuentros seguidos sin perder en la Liga, nueve victorias y tres empates. Pero el resultado de ayer es tan decepcionante que tiene un amargo sabor a derrota.