El Barça se medirá a un Celta muy diferente del equipo que le avasalló en la primera vuelta. La marcha de Augusto se deja sentir, y mucho, al ser una pieza clave en el equipo, aportando equilibrio en la recuperación y un gran criterio en la distribución de juego. Pero aún hay más. El conjunto de Berizzo se presenta con las bajas de Nolito, Orellana y Iago Aspas, sus jugadores más importantes en el plano ofensivo: los que meten los goles y los que generan la mayor parte del peligro ofensivo con su desequilibrio individual y sus asistencias. Y a todo eso sin contar el trabajo defensivo que realizan Nolito y Orellana en sus ayudas a los laterales, clave en las victorias en el Camp Nou y Balaídos.
Las bajas también se plasman en la defensa –Sergi Gómez y Fontàs–, que dejan al equipo solo con Cabral. Berizzo deberá apostar por H. Mallo o Jonny, en los laterales, o por los jóvenes del plantel, Davis Goldar.
Las incorporaciones de invierno, Beauvue y Marcelo Díaz, en proceso de adaptación, no aportan lo que Berizzo necesita. Por todo ello, es factible que veamos a un Celta diferente al habitual, con más precauciones buscando más consistencia como bloque.
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Gol asegurado. Se enfrentan el segundo y el cuarto equipo más goleadores del campeonato. Ambos con estilos de juego similares en cuanto a clara tendencia ofensiva. Si algún pero se le puede achacar al equipo de Berizzo es su vulnerabilidad defensiva, fruto del modelo de juego arriesgado, con la línea defensiva avanzada prácticamente a la línea del centro del campo, como sucedió en Sevilla, donde con esos espacios a las espaldas de sus defensores, Gameiro y Krohn-Dehli les machacaron. Sus estadísticas definen cómo es el equipo: de entre los 14 primeros clasificados, es el más goleado de la competición; y es el cuarto conjunto más goleador, aunque las bajas de sus goleadores –Aspas y Nolito, 8 goles, y Orellana, 6, mermarán su potencial–.