Gerard López sufría en la previa por la disposición táctica del Cartagena. Según el dibujo, respondería de una u otra manera. Lo que sospechaba, ocurrió. Tres centrales en el conjunto murciano pese a tener que remontar. Pero como el sistema es solo un diseño estático, fueron, como siempre, los jugadores los protagonistas. El Barça B tuvo que reinventarse, sobre todo en el Mini, y disfrazarse de equipo intenso en defensa, cerradito y a la espera de matar a la contra.
El guión, normalmente, acaba imponiéndose al alma futbolística de cada equipo. Palencia, Fali y Marlon fueron más protagonistas que Aleñá o Cardona en el primer tiempo. Agarraron el cubo y empezaron a echar agua por la borda. Y, pese a su esfuerzo, el Cartagena tuvo un par de buenas ocasiones para adelantarse. La mejor fue de Cristo, que remató un centro de Óscar Ramírez solo en el área al que Palencia llegó a tiempo para evitar el gol. Corría el minuto 31. Antes, desde lejos, lo habían probado Gumbau y Cardona tras el rechace de Limones.
El Barça B ha madurado mucho y eso se nota. El 1-2 de la ida es demasiado resultado como para creerse invencibles. La propuesta funcionaba. Aleñá se marchó solo y le faltó velocidad para encarar a Limones. Decidió dársela a Perea, al que también se le hizo de noche. Tocaba seguir sufriendo 45 minutos. Nadie dijo que el ascenso iba a ser fácil.
El descanso sirvió para volver a los orígenes. Las necesidades de ambos eran las mismas, pero el tono había cambiado. Más balón para el Barça B, que llegaba con más frecuencia al área de Limones. Parecía una trampa, cambio de plan. El tiempo daría o quitaría razones. Y decidió que el Cartagena lucharía hasta el final.
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Un penalti inexistente de Palencia a Sergio García sirvió para que el delantero hiciera el 0-1 a diez minutos para el final. Tocaría sufrir. Mucho. Los verdes necesitaban un gol para empezar a creer y poner a prueba a los blaugrana. Su consistencia, esa veteranía que se firmó para subir. Gerard puso a otro defensa, Martínez; Monteagudo a otro delantero, Juanlu. Todo dicho. A partir de ahí, pasó de todo. Contras del Barça que acabaron en nada por exceso de nervios y ataques a lo loco del Cartagena, que tuvo alguna para meterse en la final. El Barça B solventó la crisis con dosis de veteranía y capacidad de sufrimiento. Jugará la eliminatoria final para estar en Segunda División.