La Asamblea de socios aprobó con buen criterio el espectacular patrocinio de Spotify, aplaudido con las orejas por toda la masa social.
Eso sí: se hizo con escasa transparencia (con la habitual excusa de la confidencialidad que en su día ya se usó con el lamentable patrocinio de Catar).
Como tampoco fue ninguna novedad la escasa participación de los socios, a pesar de que había la opción de hacerlo telemáticamente.
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Es decir, cambian las directivas pero la Asamblea sigue igual de controlada, pobre y triste. Todo seguirá igual, hasta la próxima campaña electoral. Como siempre.