En el Barça andan 'mosca' con los árbitros asistentes en los fueras de juego

En el club azulgrana no entienden que se dejen seguir según qué acciones de fuera de juego hasta el final

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Toni Juanmartí

Es un tema en boca de todos: el Barça y los fueras de juego de sus rivales. El elenco de Hansi Flick ha convertido la altura y máxima coordinación de su línea defensiva en una de sus armas más letales en este primer tercio de temporada: ya son 108 fueras de juego de los oponentes y hasta 14 tantos revocados por el VAR. Pese al éxito que está teniendo el plan del técnico, en el club andan 'mosca' con la política de los árbitros asistentes en algunas acciones.

El Barça de Flick planta la zaga prácticamente en la línea de la medular. Eso quiere decir que los cuatro defensas habitan permanentemente a 40-50 metros de los dominios de Iñaki Peña. Cada vez que los Cubarsí, Íñigo, Kounde y compañía deben correr hacia atrás por un pase al espacio del rival, están obligados a hacer un gran esfuerzo a máxima velocidad. Y es ahí donde reside el descontento del Barça con el 'modus operandi' de la mayoría de los asistentes.

Desde que se implementó el VAR, la orden es dejar seguir en caso de duda y levantar el banderín al final de la jugada. Cuando la jugada no es clara, el asistente se espera, pues de lo contrario podría estar perjudicando gravemente al equipo que ataca. Hasta ahí ningún problema. La cuestión, creen en el Barça, es que muchos asistentes se apoyan o acomodan demasidado en el VAR para sobreprotegerse. Es decir, incluso en acciones que son claramente fuera de juego dejan seguir hasta el final de la jugada, generando un desgaste importante a la zaga culé. Este miércoles, jugadas de dicha índole se dieron al menos un par de veces frente al Estrella Roja.

Flick no ocultó su descontento

En lo que va de curso ha habido varias situaciones muy ajustadas a nivel de 'offside'. En esas, tiene todo el sentido que el asistente no interrumpa la acción. Pero hacerlo también en jugadas que no admiten duda molesta en el Barça, pues por estilo de juego en cada partido hay varias acciones de ese tipo que obligan a prácticamente toda la zaga a esprintar durante más de 30 metros.

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Tras el triunfo en Belgrado, a Flick le preguntaron por dicho aspecto y el alemán no ocultó su frustración, aunque durante su respuesta fue mutando el tono hasta acabar desmarcándose del estamento arbitral. "No me gusta tener que correr hacia atrás en algunas situaciones...", dejó caer antes de desviar su discurso hacia otra parte.

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