El 1x1 del Valladolid-Barça

Se unió a la fiesta del equipo con dos paradas consecutivas en las que puso un brazo de hierro. Durante el partido, la presión del Valladolid obligó a su defensa a jugar mucho con él. Como siempre, un guante en los pies, aunque falló algunos pases porque debió darlos en largo. No pasó apuros para mantener la portería a cero.

Buscó subir líneas, pero optó casi siempre por el pase atrás para evitar problemas a su espalda. Hasta que dijo basta. Messi le puso un balón que aprovechó para ceder a Braithwaite, que hizo el segundo. Se le ve más cómodo arribar que defendiendo, pero le pone intensidad a todo.

Poco a poco va asentándose en el once y ganándose la confianza de Koeman. Jugó un gran primer tiempo, minimizando el ataque pucelano e incluso atreviéndose a subir cuando el juego lo permitía.

Está en modo gigante. No falla uno y ejerce incluso de líder de la defensa. Va para centrar de los buenos si mantiene esta proyección. Por arriba no pierde un duelo. Fue el jugador más atrasado.

Arropado por Araujo y Mingueza, el central recuperó las buenas sensaciones y estuvo siempre atento al corte. Además, cabeceó a gol un centro de Messi milimétrico. Masip nada pudo hacer para evitar el tanto.

El cierre del rival no le permitió soltura subiendo la banda, pero nunca se rindió, siempre mantuvo el tono, también en defensa. A veces toca brillar menos y sorprender menos con sus llegadas, aunque las tuvo. No da una por perdida. Un máquina.

Fue quien ejerció labores más desfensivas en el doble pivote. Y eso no significa que se dedicara a robar, sino a mantener el balón y moverlo sin riesgo, con la paciencia necesaria para mover al equipo sin crear dudas. Inteligencia para regalar.

Salió, de nuevo, en el doble pivote, junto a Pjanic. Su función era más ofensiva que la de su socio. Y lo hizo constantemente. Vivió sin descanso entre mirar su espalda y salir con energía al ataque. Estuvo en todos lados y siempre con criterio. Gran partido.

No juego a fútbol, danza con movimientos coreográficos. Pura elegancia. Y todo con sentido, siempre de forma funcional y efectiva. Se mueve por la pista dando siempre soluciones a sus compañeros. ¡Qué asistencia de tacón a Messi! Y cuando hay que currar, curra.

Koeman prendió la mecha con un once nada habitual y el argentino se lo tomó como propio porque, desde el primer minuto, dejó sensaciones de partido grande. Comprometido al máximo y liderando desde la responsabilidad que le da ser quien es. Masip le sacó un gol cantado antes de dar el pase del 0-1 a Lenglet. Inició la jugada del segundo, hizo el tercero y pudo marcar el cuarto. ¡Haters, go home!

El '9' del Barça suele realizar tareas más agradecidas, pero al danés no se le caen los anillos cuando debe ejercer de minero, ponerse el casco y picar piedra ante las defensas rivales. Su labor de desgaste es impagable. Marcó el segundo del Barça aprovechando una asistencia de Dest.

Arrancó desde el banquillo y jugó el último cuarto de hora. Buscó dar orden al equipo junto a Pjanic,

Koeman le dio un cuarto de hora para que siga cogiendo ritmo.

Salió para dar descanso a Jordi Alba y no se complicó la vida en ninguna de sus acciones.

El brasileño fue suplente y salió en los últimos diez minutos. Envió un balón al palo. No se rinde.