El 1x1 del Sevilla-Barça

Sólido bajo los palos cuando tuvo que intervenir y sobre todo, muy preciso en los balones largos a la hora de iniciar el juego: así nació el primer gol del partido, con un excelente servicio del portero holandés a Coutinho. 

Guardó la posición para no dar pie a los delanteros del Sevilla: no se prodigó demasiado en ataque, prefirió ser prudente para no dejar espacios, convirtiéndose en escudero de Coutinho. Esforzado y trabajador, el equipo agradeció su compromiso. 

Gestionó con mucha solvencia todos los ataques del Sevilla: bien colocado, atento a las coberturas, rápido en las ayudas y preciso en la salida de balón. Tiró muy bien la línea de fuera de juego, liderando a sus compañeros para inhabilitar al Sevilla. 

Bien colocado, leyó bien lo que demandaba cada aproximación del Sevilla al área del Barça. Encajó perfectamente con Piqué y estuvo sólido en el cuerpo a cuerpo. Estuvo a punto de marcar un gol tras un rechace del portero del Sevilla. Volvió a su mejor versión. 

Se fue soltando poco a poco, sobre todo a raíz del segundo gol del Barça, que fabricó con un brillante taconazo destinado a Messi. En cuanto comprobó que el partido se abría, supo interpretar a la perfección los espacios que dejaba el Sevilla. 

Abarcó mucho campo para aportar equilibrio al equipo: atento en defensa y pulcro en la creación, aunque con frecuencia se incrustó entre los centrales para iniciar la jugada. Fue a cada balón dividido como si fuese el último, aportando un plus de agresividad al equipo. 

Jugó un partizado: enorme en la distribución, compacto en tareas defensivas, siempre bien colocado en el campo. Abarcó mucho campo y apenas cometió errores. Su ascendencia en el equipo es indiscutible. 

Fue la luz del Barça en el Wanda: capitaneó el juego del Barça, sus compañeros le buscaron y el manchego jugó tocado por una luz divina. En su último gran partido con el equipo, sacó a relucir todas sus virtudes: tuvo dribling, cambio de ritmo y conducción. Lo rubricó con un gol marca de la casa, pura elegancia para superar al portero. En el minuto 87 se marchó ovacionado por todo el estadio. 

Celebró a lo grande su primer título con el Barça: inspirado y vertical, preciso en la combinación y con ganas de ver puerta desde el arranque. Asistió a Suárez en el primer gol y firmó el quinto de penalti. 

Empezó con alguna imprecisión, pero se liberó en cuanto firmó el segundo gol del equipo, en el ecuador de la primera parte, aprovechando un sutil toque de tacón de Alba. A partir de ahí, se conectó al partido: lo vivió con intensidad, participativo y enchufado. 

Se sacudió a lo grande el maleficio que arrastraba en las finales de Copa: jugó con el colmillo afilado los 90 minutos. Abrió el marcador y suyo fue también el tercer gol del Barça, antes del descanso. En la segunda parte siguió compitiendo a un nivel altísimo. 

Ejerció de pivote en sustitución de Busquets: el partido ya estaba ganado, pero el brasileño se enchufó sin problemas al encuentro. 

Dio aire al equipo en los minutos finales: aportó verticalidad, intentando aprovechar los espacios que dejaba el Sevilla. 

El gallego entró al partido en sustitución de Iniesta mientras todo el Wanda aplaudía al manchego: apenas tuvo tiempo para intervenir, pero pudo disfrutar de la fiesta del Barça en directo.