El 1x1 del Barcelona ante el Villarreal

Fue una de las sorpresas del once y, como siempre que ha jugado, nadie se acordó de Ter Stegen. Envió a córner un disparo seco y ajustado de Fornals y estuvo siempre seguro. Nada pudo hacer en el gol de rebote de Sansone, pero evitó el de Rodri.

Intenso y rápido, el portugués se pegó a la cal para multiplicar las opciones de Messi y Dembélé, sobre todo en el primer tiempo, cuando el Barça atacó tanto que a penas tuvo trabajo en defensa, donde mostró que le cuesta más. Atrasó su posición tras el descanso.

Primera mitad sin fisuras del central, como su pareja en el eje. Cerraron todas las vías a los castellonenses, ayudándose, anticipándose, cubriéndose las espaldas. Una exhibición que duró una hora porque el Barça bajó una marcha en los últimos trenta minutos.

No apretó mucho el Villarreal, pero, cuando lo hizo, el peligro duró poco por la concentración de un central de los grandes, que sabe siempre qué hacer en cada situación. No decepciona nunca.

No suele ser demasiado protagonista cuando aparece en el equipo, todo lo contrario que en el primer tiempo ante el Villarreal. Se hartó de subir y ofrecerse. En una de ellas le vio Iniesta y el francés asistió en el gol de Paulinho. La segunda mitad le obligó a echarse atrás.

Si el Barça atacaba, cerraba la defensa. Si defendía, subía un peldaño, apretando en el centro del campo. Haciendo la goma a la inversa sin un solo movimiento inocuo. Si hay que mover rápido, el balón vuela; si el partido pide pausa, lo esconde. Todo en él tiene sentido.

Estará más o menos acertado, pero es innegable la capacidad que tiene para multiplicarse en ataque y defensa influyendo en muchas zonas del campo. Llegó poderoso para aprovechar el pase de Digne en el segundo gol. 

El Barça tuvo el balón prácticamente en propiedad, que es lo que pide, precisamente, el fútbol de Iniesta. Cuanto más contacta con la pelota, más brilla: la esconde, la mueve, la cambia de lado... Uno de sus pases imposibles con caño incluido acabó en el 2-0 de Paulinho. Otro de ellos en el 3-0 de Messi. Otra ovación merecida.

No perdió de vista la carrera de Dembélé de forma instintiva, lo que le permitió aprovechar el rechace de Asenjo para marcar. Son cosas que no se aprenden y que solo tiene quien tiene gol. Siempre aporta algo positivo.

Sus partidos son difíciles de explicar porque combina acciones tan brillantes y espectaculares como la que permitió a Coutinho abrir el marcador, con otras más propias de un jugador torpe que de alguien capaz de lo anterior. Serán cosas de la edad. Cerró el marcador empujando un regalo de Rakitic y una jugada de fenómeno. Si logra regularidad, será enorme. El partido fue su respuesta a detractores, Griezmann y quienes le ven fuera.

Nunca juega mal porque tiene tantas variantes que siempre acaba influyendo. Probó el disparo, sí, pero, sobre todo, se dedicó a ordenar el ataque del Barça para que sus compañeros acabaran desordenando la defensa del Villarreal. Cuando le dio la gana, cerró el primer tiempo con un toque frágil en el 3-0.

Valverde le dio descanso después de la batalla que libró ante el Real Madrid, donde se vacío. Entró en la segunda mitad porque tampoco es para tanto y su competitividad no le permite tomarse un respiro.

Entró por Busquets y ocupó su posición. Juega donde le digan y donde juega juega bien. Sufrió algo más que Sergio porque fue en el segundo tiempo cuando más buscó el gol el Villarreal. Y, de regalo, se marcó una jugada a lo 'globetrotter' con doble autopase y asistencia para Dembélé.

Jugó los últimos diez minutos y, nada más tocar el balón, el Camp Nou le aplaudió. Cae bien y si es o no futbolista para el Barça ya se verá en el futuro. Con lo poco que ha jugado es imposible saberlo. Cumplió de sobras.